El tiempo está loco y nosotros también
Uruguay se queda sin agua, Europa y Estados Unidos registran las temperaturas más elevadas de la historia, inundaciones en India, Pakistán o Japón, el cambio climático se hace presente como un filme distópico que queremos creer ficción.
En el corazón de la Ciudad más populosa popular
de Argentina donde se manifiesta la locura del tránsito, del cemento, de la
congestión, de la contaminación, donde se hacen palpables todas las
externalidades de nuestra vida urbana y nuestra forma de producir y consumir;
nace en la fisura del cemento social un proyecto colectivo de gente loca por el
reciclado.
Desde el interior del interior tenemos mucho para
compartir sobre cómo empezar a responsabilizarnos por el sistema-tierra, como
empezar a construir sistemas agroalimentarios que den respuestas a los
problemas de producción y consumo de las grandes ciudades. En esta ocasión
dialogamos con las y los protagonistas de una experiencia en la Ciudad de
Buenos Aires.
En el corazón de Caballito, se encuentra el Ecoparque
RUO. Integrado a la vida cotidiana de las vecinas y los vecinos, los
Recuperadores Urbanos han hecho un verdadero ecosistema circular para potenciar
el derecho al ambiente y el derecho a la ciudad, desde el derecho al trabajo.
Originalmente este espacio surge como un aula de capacitación en un centro de transferencia de material reciclado y a la vista está que la formación integral fue tan radical, que, manos a la obra, comenzaron a producir hortalizas, compost, un taller de carpintería, una fábrica textil y un espacio de eco-arte.
Piedra por piedra comenzaron a remover el concreto que lo
tapaba todo y crearon un parque para las vecinas y los vecinos con especies
autóctonas y con una laguna de agua de lluvia que se retroalimenta y cumple
funciones de riego. A la vista de rugido
de la autopista y del tren comenzó a crecer un ecosistema que se puebla de pájaros,
tranquilidad y renovación ambiental.
Es posible pensar a la ciudad como un ecosistema circular
y hacerlo generando acceso al trabajo y una dinámica de seguridad e integración
con las vecinas y los vecinos. Esta experiencia comienza a darle un enfoque de
integralidad a la política publica del reciclado. Propone nuevas formas de
producir, consumir y descartar; dándole al ciudadano la posibilidad de ser
parte y experimentar en primera persona, el ciclo completo desde lo que
descarta hasta lo que vuelve a consumir.
No es necesaria una publicidad onerosa de lo que realmente no funciona o no se termina de hacer, situación que generalmente sucede con los programas de reciclado. En el Ecoparque el Ciudadano es protagonista de su propia ciudad, accede al espacio, participa de los talleres y pasa de la locura de la ciudad a volverse loco por el reciclado.
Un saludo
especial a las promotoras ambientales del Ecoparque y las protagonistas del podcast
radial Locos por el reciclado que nos han inspirado esta reflexión.
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