Animal Urbano
Un agradecimiento a Miriam quien relizó su aporte para poder escribir estas palabras.
Hemos
hablado de los desbalances del Sistema- Tierra en cuanto a la actividad humana,
la vida urbana, los sistemas productivos y las reservas forestales. Pero el ser
humano no es el único animal que desarrolla su existencia en nuestra región.
Desde
la población de perros callejeros, a la variada fauna de aves, los insectos y
otros mamíferos salvajes propios del monte o producidos para el consumo hay un
poblado ecosistema muchas veces ignorado y maltratado por el hombre.
Invasión
Animal
Tanto en la costanera del Río Cuarto como en importantes parques urbanos, como Villa Dalcar, se puede hacer avistaje de aves y reconocer una inusitada sobrepoblación en el tramado urbano producto de la deforestación y el avance de la frontera agrícola ganadera.
Pero
¿Qué animal ha sido el primero en apropiarse y desbalancear los ecosistemas
regionales? En el afán racionalizador de la explotación tecnológica de los
recursos se pierde de vista la necesidad de realizar explotaciones circulares e
implementar buenas prácticas ecosistémicas que contemplen la presencia de todo
un conjunto de seres vivos que posibilitan el ciclo de la vida.
Desde
el bienestar animal hasta la mitigación forestal cuidando de la voladura de
suelos, problemática propia de nuestra región, la prevención de incendios, como
del cuidado de los recursos hídricos, con especial atención en el manejo de
efluentes y desechos son la huella humana de carbono que debemos mitigar.
Mercado
negro y bienestar animal
Otra
de las grandes problemáticas que afectan directamente la fauna autóctona y
exótica, es la acción delictiva y la explotación ilegal de dicha fauna.
Hoy
el tráfico de especies silvestres, la caza y pesca indiscriminada, junto con la
desaparición de los ecosistemas naturales forman el conjunto de acciones del
hombre que ponen en jaque la vida en la tierra.
Ya sea la ruptura de la cadena alimentaria generando plagas y sobrepoblación, al perder lo predadores naturales, afectando incluso ciclos forestales como la polinización que realizan las abejas, como por el otro lado el tráfico y la domesticación de animales que ponen en peligro de extinción a las especies y que modifican los paisajes urbanos.
Un
mundo viable
En
un mundo con los límites del sistema tierra en colapso nos encontramos como
especie y en conjunto con el resto de la vida en un estado de adaptación y
vulnerabilidad. Puede parecer ridículo y extravagante hablar de bienestar
animal como un derecho a garantizar, sin embargo, en las condiciones que se
vive y que se muere le va la sostenibilidad ecosistemica a nuestro planeta para
ser un mundo viable.
En
definitiva, construir un hábitat para todos.
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