No te tragues el sapo

 

Hablemos del agua y los bienes públicos

*Agradecimiento a Marcela que me sugirió escribir esta reflexión sobre el agua.

 

Te quiero hacer una propuesta porque creo en vos como consumidor de agua y ciudadano del planeta. Pensar el agua como un derecho humano, es pensarla como tu derecho y garantizando tu acceso.


En los tiempos revueltos de la campaña presidencial donde parece que todo da lo mismo, se corre el debate a cualquier punto sin medir las consecuencias. El Agua es un Bien Público escaso y un Derecho Humano para la vida.

¿Pública o privada?

La discusión si es pública o privada es una discusión saldada ya hace 30 años con los resultados de las experiencias privatizadoras que hicieron captura privada de los bienes públicos y externalizaron su costo ambiental y social;  apostaron al corto plazo en el mercado financiero y defraudaron a los accionistas y los usuarios. Lo vemos en los servicios públicos desde el escandaloso caso Enron en Estados Unidos en 2001 hasta la quiebra de la concesionaria de Aguas Argentinas AySA en 2006.

El problema está precisamente en la gestión del recurso y su CONTROL. La capacidad reguladora del Estado y su permeabilidad a los grupos de interés y a los lobbys económicos.

El binomio privatización-desregulación se convierte en una fiesta de impunidad y corrupción. Radicalizar la democracia implica hacer del ciudadano y sus derechos el centro de la atención pública. En cambio, liberar a las fuerzas del Mercado a los consumidores y trabajadores implica el sometimiento y la imposición de las reglas del más fuerte.

¿Cuál es el precio del agua?

En el año 2009 Elinor Ostrom, recibe el Premio Nobel de Economía al plantear el problema de la administración de los bienes comunes.

La obra de la autora se insertó en el marco conceptual de la «Nueva Economía Institucional», que a partir del análisis microeconómico puso su foco en aspectos desatendidos por la teoría economía convencional, tales como los costes de transacción, el estudio de las reglas del juego, los mecanismos de control y mantenimiento de los acuerdos sociales.

A partir de este enfoque Ostrom logró conciliar desde una perspectiva económica los conceptos de eficiencia y sostenibilidad, destacando el rol de las Instituciones, la necesidad de atender a la variable temporal, los incentivos al cambio institucional y los costes de transacción, desde un modelo de racionalidad limitada. Superó así una dicotomía tradicional que asigna a los bienes privados al ámbito del mercado, de acuerdo a los parámetros del orden espontáneo de Adam Smith, y por otra parte radica los bienes colectivos al monopolio del «Leviatán» Hobbesiano que entiende que el orden social descansa sobre la fuerza y no sobre la interacción entre sujetos.

¿Te sumas a la propuesta?


Es en las comunidades locales que debemos generar los mecanismos de participación y auditoria ciudadana para mejorar y controlar los servicios públicos y también la obra pública descentralizada que afecta directamente al vecino. El concepto de corresponsabilidad no es meramente fiscal, en torno de aportar por los bienes públicos recibidos, sino también, política en el destino común de dichos bienes.

 Dice el Papa Francisco en la Encíclica Laudato SI´ que parece haber pasado de moda

Siempre es necesario alcanzar consensos entre los distintos actores sociales, que pueden apor­tar diferentes perspectivas, soluciones y alterna­tivas. Pero en la mesa de discusión deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales, quie­nes se preguntan por lo que quieren para ellos y para sus hijos, y pueden considerar los fines que trascienden el interés económico inmediato. Hay que dejar de pensar en «intervenciones» sobre el ambiente para dar lugar a políticas pensadas y discutidas por todas las partes interesadas. La participación requiere que todos sean adecuada­mente informados de los diversos aspectos y de los diferentes riesgos y posibilidades, y no se re­duce a la decisión inicial sobre un proyecto, sino que implica también acciones de seguimiento o monitorización constante.

 

No te tragues el sapo de por donde pasa el debate. Más bien demos el debate de cómo poner al usuario de los servicios públicos como el centro de los mismos e impulsar sistemas de control y calidad para hacer eficientes y sostenibles los derechos que tenemos al vivir en sociedad.

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